En los últimos tiempos hemos visto desde los medios de comunicación reiteradas campañas de criminalización contra la juventud, y muchas acusaciones de periodistas "progres" de que es “apática”, “que no se mueve”, “que no le interesa la política”. Sin embargo, el pasado 29 de enero en el Wizink Center, en Madrid, miles y miles de jóvenes cantaron y alzaron los puños en el concierto de los Chikos del Maíz, un grupo de rap vinculado a la izquierda antifascista, anticapitalista y combativa.

Antes de empezar el concierto, la gente, con camisetas de Marx, El Che Guevara, contra las casas de apuestas, ya estaba cantando consignas como “Madrid será la tumba del fascismo”, “No pasarán”. También en los momentos previos se proyectaron imágenes de Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo, con el público asistente levantando el puño, aplaudiendo, enarbolando banderas republicanas, de la URSS, LGTBI...

En ese ambiente electrizante, de claro matiz de clase y revolucionario, dos de las canciones que fueron recibidas con más entusiasmo, vítores y gritos, fueron, primero, la de "No pasarán", tema de combate contra la extrema derecha y llamando a luchar contra ella. En ese nomento uno de los cantantes, el Nega, aprovechó para llamar “cerdos” a Abascal, Orbán, Le Pen, que ese mismo día estaban celebrando una cumbre de fascistas en la capital. La otra canción fue "La Huelga", tocada junto con el grupo Habeas Corpus, que reivindica la necesidad de la movilización y la organización para conquistar derechos.

Al finalizar esta pieza, el grupo aprovechó para criticar a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, por “ponerse del lado de la patronal” con la reforma laboral, cosechando un gran aplauso. También se proyectaron imágenes de míticas películas como “Senderos de Gloria” (cuando salió el rapero Kase O diciendo “que los Gobiernos son mafia”) y un cartel pidiendo la libertad para Pablo Hásel, que justo ese día cumplía un año en prisión.

A punto de finalizar el concierto se cantaron otros temas como “Pasión de talibanes” donde el público coreo el estribillo entusiastamente “Pasión de Talibanes, revolución, socialicemos los medios de producción, pasión de Talibanes oye, oye, ¡todo el poder para los Sóviets!”. Tras dos horas y media de canciones combativas, el público acabo el concierto coreando consignas como “Que viva la lucha de la clase obrera” o “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”. En el escenario se sacaron banderas de la República y la bandera trans.

En momentos en que desde el Gobierno, la burocracia sindical y la patronal intentan imponer la paz social… la juventud, a pesar de la precariedad, el desempleo, la epidemia de enfermedades mentales y la falta de futuro, buscamos una alternativa radical que transforme la sociedad de arriba abajo. Con el rap, la movilización social y la organización, somos la llama de la revolución.

¡Madrid será la tumba del fascismo!