El próximo 17 de mayo, en el marco del Día Internacional contra la LGTBIfobia, alzaremos de nuevo la voz para denunciar la violencia y discriminación que aún sufren las personas LGTBI en todos los ámbitos de su vida. Las cifras son alarmantes: alrededor de 812.000 personas en el Estado español han sido víctimas de agresiones debido a su orientación o identidad sexual en el último año, y el 58,3% ha experimentado discriminación.
Las personas LGTBI continúan siendo blanco de ataques físicos, psicológicos y sexuales. Mientras que el 46,09% de las víctimas no denuncian ante las autoridades por desconfianza y miedo evidentes, el 33,33% de quienes lo hacen consideran el proceso igual de traumático que la propia agresión. Esta es la realidad que también vivimos en nuestros centros de estudio donde uno de cada cuatro jóvenes LGTBI ha sufrido acoso y en siete de cada diez casos, las instituciones educativas no han intervenido.
Por eso este 17M tiene que ser una nueva jornada de lucha para señalar a nuestras enemigas y enemigos de clase que pretenden arrebatarnos nuestros derechos y nuestras vidas. Porque la violencia y discriminación que sufrimos las personas LGTBI no es un accidente, es el resultado de un sistema capitalista que nos quiere sumisas, invisibles y silenciadas. Más aún si además de pertenecer al colectivo no tenemos millones en el banco ni pertenecemos a familias poderosas.
El avance de la extrema derecha y su discurso de odio, alimentado desde las instituciones y los medios de comunicación, ha profundizado esta situación. En EEUU, Donald Trump ha puesto una diana en frente al Colectivo LGTBI y especialmente a las personas trans. En Reino Unido, la corte suprema ha excluido a las mujeres trans de la definición de mujeres, uniendo en esta decisión a la extrema derecha y a ese sector del feminismo pequeño burgués, de mujeres ricas y privilegiadas que no pueden disimular su odio por las personas trans. En Hungría se están prohibiendo las manifestaciones del Orgullo y amenazando que quienes se manifiesten serán identificades con software de reconocimiento facial y multas de hasta 500€.
Por supuesto, el Estado español no es una excepción. Abascal y sus secuaces nos llaman enfermos, cuestionan nuestra existencia y legislan para hacernos desaparecer. Pero no están solos, cuentan con el apoyo entusiasta de la derecha del PP y sus representantes, como Isabel Díaz Ayuso eliminando derechos del colectivo LGTBI en la CAM. Y por supuesto también con este sistema judicial y esta judicatura heredada del franquismo, que son otro pilar de nuestra opresión.
Hace dos años, la aprobación de la Ley Trans fue un triunfo frente a las presiones de sectores reaccionarios. Sin embargo, hoy esta ley se encuentra amenazada por el Tribunal Constitucional, que podría dejarla sin efecto, evidenciando la connivencia de sectores del poder judicial con la ultraderecha.
Estos jueces, fiscales, policías, clérigos, periodistas y políticos que ponen una diana sobre nosotras, nosotres y nosotros. Son los mismos Trump, Abascal, Ayuso y compañía que enarbolan la bandera de la familia capitalista tradicional para aplastarnos.
Y su cruzada no es solo contra las personas trans. Son enemigos de todas las personas oprimidas. Por eso atacan también al conjunto de la clase trabajadora y especialmente a las personas migrantes, a las mujeres y a la izquierda que luchamos sin descanso. Por eso, es necesario que nos organicemos y respondamos contundentemente.
Como cada 17 de mayo, lamentablemente tenemos que señalar también que la derecha cuenta con un socio muy fiable en las filas del PSOE para que este discurso tránsfobo y LGTBIfóbico se abra camino. El Gobierno podrá decirnos las veces que quiera que están de nuestro lado, pero si atacan furibundamente la Ley Trans, defienden sentencias judiciales patriarcales, votan leyes con la derecha y colocan a una tránsfoba convencida al frente del Instituto de las Mujeres… están más cerca del Partido Popular y Vox, que del movimiento LGTBI combativo.
Por eso, ¡no vamos a retroceder! No vamos a permitir que su odio campe libre por nuestras calles y aulas. Vamos a seguir luchando, porque nuestra fuerza está en la organización, en la solidaridad y en la resistencia. Queremos ser libres, queremos vivir sin miedo, queremos justicia para las víctimas y castigos ejemplares para quienes nos atacan.
Queremos educación sexual inclusiva en nuestras aulas, sanidad pública digna, trabajo y vivienda garantizados. Queremos un mundo donde podamos ser lo que somos, sin que nadie nos lo arrebate.
Cada 17 de mayo es un grito de libertad, un recordatorio de que existimos, resistimos y no vamos a retroceder. Porque queremos ser lo que somos, vivir sin miedo y conquistar derechos para todas, todos y todes. Porque solo en una sociedad libre de LGTBIfobia, podremos ser verdaderamente libres.