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El colectivo LGTBI con el pueblo palestino

¡A la extrema derecha se la derrota en las calles!

La Internacional reaccionaria viene a por el movimiento LGTBI. La ultraderecha no se cansa de dejarnos claro que viene con ganas y que, con ellos, nuestros derechos retrocederán décadas.

Javier Milei compara la ideología de género con un “virus mental” y la homosexualidad con la pedofilia en pleno 2025. "A partir de hoy, la política gubernamental de Estados Unidos es que hay solo dos géneros: masculino y femenino", dice orgulloso Trump. Orbán ha prohibido por ley la manifestación del Orgullo en Hungría. La aprendiz de Mussolini, Georgia Meloni, nos recuerda su cruzada contra “los lobbies LGTBI”.

Lo mismo podemos decir de Ayuso, que ha aplicado su motosierra contra el colectivo abriendo la puerta a la legalización, de nuevo, de las terapias de conversión para las personas trans. Por no hablar de Vox. Estos fachas de la patria, la bandera y los toros no se cansan de escupir su odio de clase más reaccionario. PP y Vox, Vox y PP, la misma sangre discurre por las venas de estas dos formaciones que comparten la misma herencia ideológica.

Esta ofensiva fascista contra las personas LGTBI, y muy especialmente la comunidad trans, está agravando la violencia que sufrimos: insultos, palizas, asesinatos, agresiones sexuales… No es casualidad que en el estado español, la violencia física contra nosotres se haya duplicado. La reacción nos señala y su base social nos golpea impunemente.

Los defensores de la moral podrida católica y el orden establecido persiguen un objetivo crucial: igual que con el racismo, pretenden convertirnos en un chivo expiatorio para tratar de dividir a la clase trabajadora.

Son los mismos que aplauden con entusiasmo el genocidio contra el pueblo palestino y que nos hablan del derecho a la vida mientras niños y niñas palestinas son asesinadas día tras día. Son quienes apoyan “la solución final” de los sionistas y abrazan los planes imperialistas y colonialistas del imperialismo norteamericano pero tienen la poca vergüenza de tratar de darnos lecciones sobre los derechos LGTBI. Por eso, como llevamos 20 meses haciendo, les volveremos a demostrar que no permitiremos que nuestra lucha sea utilizada para fomentar su islamofobia repugnante. ¡Viva Palestina libre!

Es la hora de la lucha organizada y consciente

Orgullo tras Orgullo, manifestación tras manifestación, dejamos claro que no permitiremos que nos envíen de nuevo al armario, a vivir nuestra sexualidad con miedo, en vergüenza y silencio. Somos los gays, las lesbianas, las bi, las marikas, las trans de clase trabajadora y antifascistas.

Y precisamente porque somos antifascistas consecuentes tenemos que señalar que el Gobierno central está abriendo las puertas de par en par a la extrema derecha. El PSOE y Sumar no se cansan de repetirnos que estamos avanzando mucho en derechos. ¿De verdad nos lo dicen? Si somos expulsadas de nuestras casas por no poder pagar los alquileres, nuestra sanidad y educación públicas están desmanteladas, la educación sexual inclusiva en las aulas brilla por su ausencia, la policía y la judicatura protegen a nuestros agresores y actúan como servicio de orden de las bandas neonazis que salen a “cazarnos”. Un Gobierno que sigue sin derogar la ley de extranjería, que mantiene la ley mordaza y permite montajes policiales como las 6 de la Suiza, los 6 de Zaragoza o las 7 de Somosaguas, que ahora aprueba presupuestos militares estratosféricos y que han hecho pública su transfobia más repugnante, lo que demuestra es que no gobiernan para nosotras, sino para los caseros rentistas, la OTAN y el Ibex35.

Las antifascistas de verdad, las que nos organizamos 365 días al año, somos las que levantamos un Orgullo crítico y anticapitalista. Porque el capitalismo y el patriarcado, el capital y la opresión sexual, van de mano. Todos los meses de junio tenemos que soportar que empresas y bancos se pongan el emoticono del arcoíris en sus redes sociales. Nos han querido robar nuestras siglas y nuestra lucha, nos han querido vender que los derechos LGTBI se consiguen en carrozas, en desfiles y en consejos de administración.

La historia nos demuestra que no es así. Desde Stonewall en EEUU, a las primeras marchas LGTBI con las trans a la cabeza en el estado español con la policía franquista todavía pisándonos los talones, a la lucha contra las dictaduras en América Latina en los 80, nuestra historia es la historia de la lucha de clases, de la organización colectiva y de confiar solo en nuestras propias fuerzas.

Y esas enseñanzas las vemos hoy en la furia LGTBI contra Milei en Argentina, en la movilización en Gran Bretaña contra la sentencia tránsfoba del Supremo, en la rebelión de la población migrante contra el racismo de Trump, en el movimiento en solidaridad con el pueblo palestino y cada vez que salimos a exigir una vida digna.

Queremos ser libres. Queremos ser quienes somos sin dar explicaciones a nadie. Y para ello tenemos que organizarnos contra el capitalismo y sus defensores. Este sistema no puede ser más rosa, ni más humano, ni menos colonialista ni menos racista. Porque la opresión está en su ADN.

Una vez más, este 28 de junio volveremos a gritar que somos la resistencia antifascista y de clase. Y que si la Internacional reaccionaria viene a por nosotres, pues muy bien, aquí les esperamos. Somos más y somos más fuertes.

¡Todas, todos y todes a las movilizaciones del Orgullo crítico!