El pasado 17 de noviembre, la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, nombró a José Luis Sarasola catedrático de Trabajo Social y Servicios Sociales, una persona que ha sido denunciada públicamente por decenas de estudiantes por acoso machista y actitudes misóginas y racistas.

Esta información se ha hecho pública la misma semana del 25N, un día supuestamente muy celebrado por la UPO. ¿Cómo se pueden autodenominar una universidad feminista e igualitaria cuando permiten este tipo de situaciones o niegan medidas de conciliación a las madres estudiantes? ¡Vergüenza!

¿Quién es Sarasola?

Durante años, cientos de estudiantes han pasado por las clases y el despacho de Sarasola, sufriendo en silencio abusos de poder, comentarios degradantes y acoso. Este señor ha estado en todo momento bien protegido por la cúpula universitaria y ha gozado de total impunidad y libertad para hacer y deshacer a su antojo.

Sin embargo, esta situación salió a la luz hace casi dos años en la residencia universitaria Flora Tristán, que funciona como proyecto social de la Fundación UPO y en la que este personaje ocupaba el cargo de director.

Los y las residentes se hartaron de los abusos machista y pusieron sobre la mesa todas las actitudes y comentarios vejatorios, sexistas y elitistas que sufrieron. En medio de todo este proceso, sancionaron a una de las colaboradoras internas de la residencia por organizar una actividad contra la violencia machista: un buzón anónimo en el que se podían depositar comentarios y experiencias, donde se denunciaron actitudes sexistas por parte de trabajadores de la residencia.

La dirección de la residencia, lejos de tomarse en serio los testimonios y tomar medidas para proteger a las residentes, se dedicó a perseguir y sancionar con la retirada de la beca a la colaboradora que se había encargado de esta acción. Eso no es todo: amenazas a residentes si no se disculpaban públicamente por denunciar el machismo dentro de la residencia e, incluso, expulsiones a chicas por quedarse embarazadas. Este es el ambiente que se respiraba en la Flora Tristán y esta es la actitud del rectorado ante casos de abuso: desprecio, represión y más machismo.

Tras estos escándalos y ante la presión que las estudiantes organizadas estaban ejerciendo a través de asambleas y dos movilizaciones, Sarasola abandonó su cargo como director de la residencia. Desde la UPO trataron de vendernos que había sido una salida voluntaria, pero no engañan a nadie: le echamos nosotras.

La UPO tiene que escuchar a las estudiantes: ¡estamos hartas!

La UPO se ha encargado de que Sarasola siga teniendo un lugar importante en la universidad. Ahora, han dado un paso más allá y le han nombrado catedrático de Trabajo Social y Servicios Sociales. Esto ha hecho que nuestra indignación vuelva a estallar y que muchas estudiantes alcen la voz. ¿Cómo es posible que este elemento sea colocado en un cargo así? ¿Qué clase de valores nos van a enseñar aquellos que se creen con el derecho a intimidarnos y acosarnos? ¿Acaso la Universidad pública no debe ser un espacio libre de violencia machista? ¿O qué pasa? ¿Qué Sarasola puede acosar, insultar y perseguir a alumnas y encima se le premia?

Nosotras tenemos respuesta a estas preguntas: las actitudes machistas no deberían salir gratis, ni en la UPO ni en ningún lado. Pero parece ser que el rectorado, ¡con el apoyo de la Oficina por la Igualdad!, prefieren encargarse de censurar las denuncias contra Sarasola que se están difundiendo por las redes sociales de la Universidad. Incluso el Colegio Oficial de Trabajo Social de Sevilla –presidido por Sarasola– sacó un comunicado apoyándolo incondicionalmente, tachando todo esto de "campaña de difamación".

Vamos, lo de siempre: señores muy importantes que se protegen entre ellos. Actúan como una mafia porque quieren mantener sus cargos y sus intereses. Y mientras, ¿dónde está la justicia para las víctimas de este depredador?

Machismo ni en las aulas ni en las calles

La UPO tiene que rectificar inmediatamente y dejar encubrir a este tipo de personajes. Es una vergüenza que se nos trate de amenazar a las estudiantes con iniciar procesos judiciales por “difamación”, como han hecho Sarasola y el Colegio de Trabajo Social. Denunciar la violencia sistémica que sufrimos las mujeres, las estudiantes, las jóvenes, en todos los ámbitos de nuestra vida, también en la Universidad, no es difamar, es decir la verdad.

La lucha feminista nos ha enseñado mucho y no permitiremos que se haga como si nada. Cuando gritamos ¡se acabó!, es que se acabó de verdad. Sabemos que la respuesta contra el nombramiento de Sarasola no pasa solo por las estudiantes. Hacemos un llamamiento también a nuestras profesoras, a las trabajadoras de la Universidad, y a toda la comunidad educativa que está escandalizada con esta situación a unir fuerzas para exigir:

  1. Inhabilitación inmediata de José Luis Sarasola. Personas que promueven el machismo tienen que ser apartados de la carrera docente.
  2. Ningún machista en la dirección, ni las cátedras ni en los claustros de la UPO. Este rectorado está siendo cómplice y protector de estos casos. Que se investiguen y abran expedientes por cada caso de violencia y acoso machista dentro de las aulas, con sanciones ejemplarizantes.

Por todo esto, llamamos a asistir a asistir a la asamblea abierta el 14 de diciembre a las 15h en el césped del edificio 11 y a la movilización del martes 19 de diciembre a las 12h en Plaza América. La lucha en las calles y la movilización de las estudiantes, junto con los y las profesoras y los demás trabajadores y trabajadoras de la universidad es el único camino para ganar esta batalla.

Gracias a la valentía de todas las estudiantes que denunciaron a Sarasola en su momento y que lo siguen haciendo ahora hemos podido conocer lo que sucede dentro de las cuatro paredes del aula en las que hasta ahora se ha escondido. Sigamos su ejemplo hasta terminar con la violencia machista, el racismo y el fascismo en todas sus formas en nuestra Universidad.