Ayer jueves 23 de mayo, profesores, estudiantes y familias paralizamos la educación pública y llenamos las calles de todo el País Valencià. Una huelga educativa multitudinaria para responder a los ataques de la Generalitat Valenciana contra la escuela pública y el valencià en nuestras aulas.

El seguimiento de la huelga entre el profesorado ha sido del 70% y de un 90% entre los alumnos. El Conseller de Educación, José Antonio Rovira, en un afán de seguir riéndose de la comunidad educativa, anunció que sólo el 18% del personal educativo había secundado la huelga. Una falsificación tan burda que es proporcional al miedo que sentirían ayer estos reaccionarios al ver la determinación que llenaba las plazas y calles.

Hacía más de diez años que en el País Valencià no vivíamos una huelga educativa tan extraordinaria. Tanto por la mañana como por la tarde, la fuerza que respiraba en las manifestaciones era arrolladora. Consignas en defensa de la lengua, contra las condiciones de masificación en los centros, contra la censura franquista…

En València, 10.000 profesores y estudiantes recorrimos la ciudad. El ambiente era extraordinario, destacando por mérito propio el gran cortejo de las Escuelas Oficiales de Idiomas en lucha. Éramos tantos, que cuando la cabecera llegaba frente a las Corts Valencianes, había gente todavía en el punto de arranque en el Parterre.

2.000 en Alicante, 1.000 en Castelló, 2.500 en el Port de Sagunt y piquetes y concentraciones en Elx, Gandia, Alcoi y muchas más. En total, en catorce puntos de toda la geografía valenciana se escuchó un clamor contra el retroceso educativo y lingüístico que el Partido Popular y Vox nos quieren imponer. No por casualidad donde más nutridas fueron las protestas fue en las zonas valenciano hablantes.

Lo que hubo por la mañana fue el aperitivo de lo que vivimos por la tarde. Las manifestaciones centralizadas en las distintas provincias superaron todas las expectativas. 15.000 de nuevo en València, 6.000 en Alacant y cerca de 2.500 en Castelló gritando sin parar “Vox, escolta, la llengua no es toca”, “A l’escola es parla en valencià”, “educació pública i de qualitat”, “Rovira dimisió, et falta educació” o “Mira, Rovira, vaga educativa”.

¡Nuestra fuerza está en la calle! Por un plan de lucha ascendente para tumbar los ataques

La huelga educativa del 23 de mayo ha sido un paso fundamental en la lucha contra todo lo que significa el Govern PP-Vox. Estudiantes y profesores llevamos meses viendo la necesidad de movilizarnos y organizarnos centro a centro contra los ataques a la educación pública. El pasado 25 de abril, el Sindicat d’Estudiants convocamos una huelga estudiantil para dar una primera respuesta y la movilización unitaria de ayer 23M demuestra que hay fuerza, voluntad y ganas para plantar cara.

Vox y el PP son una amenaza no solo para la comunidad educativa de la pública, sino contra todos aquellos que defendemos la memoria histórica, que luchamos por los servicios públicos y que nos negamos a aceptar su agenda machista, racista y reaccionaria.

La Conselleria de Educación persigue un objetivo claro: destruir la pública para regalárselo todo a la privada y concertada, para seguir haciendo negocios corruptos al más puro estilo valenciano. De hecho, 24h después de la huelga, la respuesta de la Conselleria ha sido una provocación clara: anunciar la supresión de 5.000 plazas docentes para el próximo curso, anulando el Acuerdo de Plantillas.

No podemos permitirlo. La huelga del 23 de mayo ha sido un éxito rotundo. Ahora hay que seguir por este camino. Los sindicatos de profesores, el STEPV, CCOO, UGT, las AMPAS y por supuesto también los estudiantes tenemos que seguir discutiendo y organizando un plan de lucha ascendente, con nuevas huelgas y movilizaciones, esta vez de 48h, con asambleas en los centros de estudio, para que todo el descontento y rabia que existe por la situación que vive la escuela pública tras muchos años de recortes que no han sido revertidos –y que ahora el nuevo Govern lo profundizará– se pueda expresar.

El PP y Vox solo entienden un lenguaje: el de la lucha y la movilización en las calles. Terminamos el curso con las espadas en alto y mandándoles un mensaje: si se han pensado que pueden tocar nuestra lengua y hacer de nuestra educación un negocio sin que la comunidad educativa respondamos, lo llevan claro.

¡Sigamos organizando la lucha! No pasarán.

¡Ni la lengua ni la educación pública se tocan!