Un formidable levantamiento popular barre las ciudades iranís de una punta a otra. Las movilizaciones masivas, encabezadas por la juventud y las mujeres, han puesto contra las cuerdas al régimen capitalista y reaccionario de los Mulás. Por el momento la represión policial y de la siniestra “Guardia Revolucionaria” se ha cobrado la vida de más de 100 manifestantes, y miles han sido detenidos, pero eso no ha impedido que la lucha se extienda.

Las imágenes de jóvenes organizando autodefensas y enfrentándose abiertamente con la policía, asaltando comisarias, colocando barricadas, desbordando la ley marcial, o las de las mujeres quitándose el velo en señal de desafío contra la dictadura, indican que el movimiento ha dado un paso de gigante.

El desencadenante de esta insurrección ha sido el asesinato de la joven Kurda de 22 años, Mahsa Amini, a manos de una “Patrulla de la Moralidad” en Teherán. ¿Su delito? ¡No llevar bien puesto el velo! Los agentes la detuvieron en la calle, le dijeron a su hermano que llevarían a Mahsa a la comisaría y que la liberarían después de una “clase de reeducación” de una hora.

Lo que sucedió fue muy distinto. Las personas agolpadas a las puertas de la comisaría, que estaban exigiendo su puesta en libertad y la de otras muchas mujeres retenidas, fueron atacadas con porras y gases lacrimógenos por los agentes. Dos horas más tarde salía una ambulancia con el cuerpo de Mahsa hacia el hospital de Kasra, donde el personal sanitario solo pudo dictaminar la muerte cerebral de la joven, que presentaba heridas en su cuerpo resultado de una brutal paliza.

La explosión en las calles en Teherán se extendió con rapidez a las del Kurdistán y las redes sociales se encargaron de transmitir las imágenes de las movilizaciones a todos los rincones de Irán. Para el lunes 19 de septiembre, el Partido de la Vida Libre del Kurdistán (PJAK) y la Comunidad Democrática y Libre del Kurdistán Oriental (KODAR), junto con decenas de comités de base universitarios llamaron a los hombres y las mujeres de Rojhilat (Kurdistán iraní) a una huelga general. En ciudades como Sanandaj, Saqqaz, Baneh y Mariwan el seguimiento fue masivo.

Pero las huelgas y acciones de protesta no se han circunscrito al Kurdistán. La lucha se ha extendido a la provincia de Azerbaiyán Occidental, en localidades como Urmía, Bukan o Piranshahr, en la norteña provincia de Mazandarán, en la provincia de Guilan. En realidad todo el país está sacudido  y a pesar del bloqueo a internet por parte del Estado, las redes han publicado numerosos testimonios gráficos y videos de los enfrentamientos con las fuerzas represivas. La consigna más coreada por los manifestantes, ¡Abajo el régimen!, sintetiza el objetivo del levantamiento.

Aunque la ciudad de Teherán está sufriendo duramente la represión, los manifestantes no dudaron en responder armados con palos y piedras, asaltando la oficina del fiscal público y obligando a los funcionarios y a las fuerzas policiales a huir de las instalaciones. En la ciudad de Qeshm los manifestantes quemaron la oficina el imán, al grito: “torturaste a la gente durante cuarenta años, este es el resultado”. Ejemplos semejantes se reproducen en decenas de ciudades.

Retomando sus tradiciones revolucionarias, la juventud y las mujeres se han colocado a la vanguardia. Miles de mujeres, sobre todo jóvenes, se han unido a las manifestaciones y han grabado videos quemando sus pañuelos o cortándose el cabello al grito de “¡Muerte al dictador mercenario!”, mientras los hombres cortaban sus barbas en protesta contra la República Islámica.

El régimen capitalista de los mulás ha impuesto durante cuarenta años el terror contra las mujeres iraníes, a las que se les ha arrancado derechos básicos como poder viajar libremente, divorciarse, abortar, alcanzar independencia económica o la custodia de los hijos mayores de siete años… Pero la lista de agravios contra la mayoría de la población es muy larga. 

La falta de libertades políticas y sindicales, la podrida moral de los mulás, el empobrecimiento que contrasta con los beneficios multimillonarios de una minoría protegida por el régimen, han sembrado la ira entre la clase obrera y la juventud: el levantamiento revolucionario se extiende ya por 140 ciudades del país.

¡Hay que preparar la HUELGA GENERAL para tombar a los mulás!